La composición étnica de Costa Rica es una de las más influenciadas por las fuertes olas de inmigración de europeos a Latinoamérica y en el caso de Costa Rica, en primer lugar provenientes de España, en segundo lugar Italia y en tercer la de origen Judio Sefardí, que aconteció desde la llegada de Cristobal Colón a América con su auge entre siglo XVI y siglo XX. Su mestizaje se dio principalmente entre los escasos grupos indígenas en la región en los que destacan los Bribris, los Cabécares, los Térrabas, los Guaimíes, los Chorotegas, los Bruncas, los Talamancas, los Maleku y los Huetáres, africanos y afro-mestizos. Según investigaciones realizadas un costarricense común puede poseer 65% de genes europeos, 30% indígenas y 5% africanos. Hay evidencias arqueológicas que permiten ubicar la llegada de los primeros seres humanos a Costa Rica entre 10000 y 7000 A. C.. En sitios del valle de Turrialba se han hallado áreas de cantera y taller donde se fabricaban herramientas típicas de esa época --puntas de lanza--. Los pobladores de esta época eran bandas nómadas, de unos 20 a 30 miembros de cazadores-recolectores. Además de las especies que hoy siguen existiendo, entre sus presas habituales se hallaban animales de la llamada megafauna, tales como armadillos y perezosos gigantes, mastodontes, etc. | A partir del desarrollo de las culturas mesoamericanas, la parte noroeste del país cayó poco a poco bajo la influencia de aquellas, mientras que el resto pasó a formar parte, gradualmente, de lo que se llama Área Intermedia. Durante el Clásico mesoamericano, los pueblos nicoyanos dejaron de recibir influencia mesoamericana, pero a partir del siglo XIII la región nuevamente fue el destino de grupos nahuas y chorotegas que provenían del centro y norte de Mesoamérica. Bajo su influencia, Nicoya se constituyó nuevamente en parte de la región mesoamericana. Los pueblos del Área Intermedia (que comprendía casi todo el territorio costarricense, la mitad oriental de Nicaragua, Panamá, Colombia y el Pacífico ecuatoriano, fungieron como un puente entre las culturas mesoamericanas y las del Área Andina. A través de ellos se hizo posible el intercambio tecnológico entre ambas zonas, que tuvo como consecuencia, entre otras cosas, el desarrollo de la metalurgia en México y América Central. |
sábado, 1 de octubre de 2011
ETNOGRAFÍA
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